EL pasado domingo, después de cumplir las obligaciones laborables...sobre las 17:30, me puse ropa deportiva y de abrigo, y me fui a correr un rato por la sierra. Me subí hasta la estación de esquí ya casi anocheciendo para a continuación, bajar alumbrado por la luna llena hasta el refugio.... que felicidad, que gusto respirar y notar como el aire entra puro y limpio hasta los pulmones, para sacarlo con suavidad por la boca....un privilegio absoluto.
¿Que precio tienen estas sensaciones?
¿Donde se compra el tiempo para uno mismo?
En estos tiempos que vivimos en el que la palabra “crisis” nos hace sombra y amenaza, donde nadie quiere menear un dedo por lo que pueda pasar, cuando el miedo que ya estaba instalado en nuestras cabezas, ahora nos amenaza como un valor añadido y negativo, otra vez, estando planeando a nuestro lado, es difícil muy difícil mantenerse al margen de lo que sucede, porque como seres sensibles que somos (unos mas que otros) todo, absolutamente todo nos afecta.
Nos afecta una mujer maltratada, uno perro abandonado, un padre de familia en paro, un niño abusado, una persona con discapacidad sin la atención necesaria, un ignorante en el poder, una casa histórica que se viene a bajo, un hombre de piel oscura que es insultado por que sí, un lago en la patagonia, un bosque en javalambre, un maltrato animal, un viento fresco y limpio, la nieve, el sol...todo, todo nos afecta y menos mal que es así... Es un privilegio tener sensibilidad para sentir ciertas cosas, (muchas de ellas gratis) tenerlas cerca, valorarlas y disfrutarlas, pero como todas las cosas hace falta ciertas aptitudes para ver lo que tienes a tu lado, valorarlo, explotarlo y disfrutarlo. Lo que pasa muchas veces y por desgracia, es que no todos tienen las aptitudes y sensibilidad para valorar lo que tenemos cerca, y poder exprimir (en el buen sentido) cada cosa y momento de la manera mas certera posible teniendo en cuenta que, a pesar que en muchos momentos nos guste estar solos, vivimos en sociedad y ello nos obliga, a “por narices”, trabajar en equipo.
Desde siempre en nuestro día a día, de todos es sabido, que todo cuesta mucho...una buena formación, un reconocido prestigio, un respeto profesional o personal, todo absolutamente todo se gana con esfuerzo y un día a día coherente y dedicado....desconfío absolutamente al 100x100 de las personas (sean buenas o malas) que su única obsesión es colocarse en un puesto de poder, sea político, comercial, o de cualquier otra índole...desde mi punto de vista, el “poder”, te lo tienen que dar los demás por demostrar a base de trabajo, que uno tiene cualidades en un área concreta, y por desgracia, ¿cuanta gente conocemos en puestos con poder, y son auténticos incompetentes?
¿Y el respeto? Exactamente igual...el respeto se gana, no se compra ni se vende, y mucha gente cree que por ser hijo de tal, director de alguna cosa, o cualquier otra opción, cree que ya tiene (de serie) en el puesto, el título de “Hombre respetable”. En la mayoría de los casos, estos “hombres respetables” tiene el culo vendido, y deben mas de lo que uno se imagina, muchos favores a terceras personas que si no hubieran sido por estos, jamas llegarían a estar donde están ni hubieran podido conseguir lo que tienen por si solos....y esta situación si que es triste, si que es lamentable, si que es frágil, porque no hay nada peor que deber favores mas de la cuenta a nadie, porque todo lo conseguido por ciertos “favores” sean políticos o comerciales es efímero, volátil y frágil.
Por eso cuando uno sigue su camino aunque no tenga mucho, solamente con la sensación de vivir como le gusta, de lo que le gusta, disfrutando de sus cosas, que para él son importantes, de ver lo complejo de lo simple y casi siempre, con poco valor económico...cuando uno puede disfrutar de eso, bien por méritos propios o con el apoyo de personas que, sin esperar nada a cambio han aportado en tu vida...justo en esos momentos es cuando respira y piensa.....
...Que simple y feliz soy.
Javier Pérez.
