"LA VERDAD SE CORROMPE TANTO CON LA MENTIRA, COMO CON EL SILENCIO..." (CICERON)

domingo, 5 de abril de 2015

Pequeña historia (PRIMERA PARTE)

De poco sirve la historia... Así opinan los necios.
Pero no todo es tan simple, ni tan frío, ni tan casual.
Cuando tomamos la decisión de emprender un desafío grande como trabajar y vivir en un pueblo diminuto, perdido en la sierra de Javalambre, en el interior de una despoblada provincia aragonesa como Teruel, nada hacia suponer cuan inmenso era el desafío y cuantas sorpresas nos depararía tal osadía. Reflexionando en el tiempo, las cartas estaban sobre la mesa desde el primer momento que conocimos este hermoso lugar. No lo supimos ver.
Porque aquel primer contacto (previamente concertado con fecha y hora) nos estaba mostrando el escenario con el que debíamos convivir los siguientes siete años en Camarena de la Sierra. Solo había que leer esa situación...
Y decíamos que las cartas estaban sobre la mesa. Literalmente así era.
Porque aquel día, en que recorrimos los doscientos y pico de kilómetros desde Zaragoza para entrevistarnos con quien era el responsable de recibirnos...¡estaba jugando a las cartas! Y tuvimos que esperar pacientemente a que terminara su juego, rodeado de un grupo de atentos espectadores que comentaban y/o festejaban las ocurrencias y "jugadas" de los contendientes. Juego de engaños y mentiras.
Fueron unos cuarenta y cinco minutos.
Sin duda que era la síntesis de la vida de Camarena de la Sierra. Y de lo que nos depararía el futuro inmediato. Un juego de engaños y mentiras.
Cuando el Jugador se desocupó, comenzó esta pequeña "historia" donde dos ilusos soñadores, empujados por sus tremendas ganas de trabajar y generar un emprendimiento que aportaría al pueblo un aliento de vida, una puerta abierta a los lugareños y todos los visitantes que fueron quienes nos sostuvieron con su aliento y apoyo todo el tiempo que, mientras duró, fue un hermoso sueño hecho realidad.
Los entretelones de estos siete años han sido ni mas ni menos que el juego planteado aquel sábado 29 de abril de 2006. Un nefasto juego de engaños y mentiras avalado y festejado por una mayoría de la gente del lugar. Patético, realmente patético.
Solo había que leer la situación y nosotros no supimos hacerlo.
Claro está, nosotros no fuimos a jugar.

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